Guía completa de Machu Picchu

La primera vez que fui, fue en el año 2008. Viajé con una prima apañadora y deportista. Nuestro presupuesto eran 100 dólares cada una + la entrada a la Ciudadela (en ése entonces la montaña Machupicchu era gratis porque estaba recién habilitada) como teníamos que ahorrar lo más posible caminamos desde Ollantaitambo a Aguas Calientes; fueron 9 horas de trekking con algunas paradas cortas en el camino, en ellas encontramos vida local donde nos invitaron a comer, vimos una ceremonia Quechua pero no interrumpimos para preguntar de que se trataba, cruzamos varias ruinas y nos sentamos largo rato en una piedra con forma de sillón abstracta, cuya réplica estaba dentro de la ciudadela con el nombre de "Piedra de los Sacrificios" no viene al caso decirles que hicimos allí, pero si lo hubiesemos sabido no lo habríamos hecho.
La experiencia de cruzar los túneles con el miedo de que pasara el tren es algo que jamás olvidaré y que no aconsejo para nada hacerlo si están viajando solos. Como ambas teníamos linternas nos turnamos para cruzar, la que iba primero debía mirar hacia atrás de vez en cuando para ver si la que se quedó en la entrada hacía señas con la luz, ya que eso significaba que el tren venía y debía correr lo más rápido posible hasta cruzar el túnel. Yo crucé primero y el viento ensordecedor, más la oscuridad que te rodea te hace sentir por unos cuantos minutos la eternidad del vacío. Por supuesto que nada nos ocurrió y las 4 veces que nos cruzó un tren fueron en lugares con espacio suficiente para caminar.
En este punto me voy a detener, ya que en el año 2008 la afluencia de trenes era mucho menor a lo que es ahora, de hecho había sólo una compañía que ofrecía pasajes y había que comprarlos con mucha anticipación.
Cuando llegamos a Aguas Calientes la gente local no nos creía ¡¿de verdad caminaron desde Ollantaitambo?! todos los locatarios que ya estaban cerrando sus tiendas se aglomeraron a nuestro alrededor y ofreciéndonos comida, bebidas y hasta un masaje de pies nos sentimos como las heroínas de una película de Indiana Jones.
El masaje de pies no lo aceptamos, pero sí nos ofrecieron una palangana con agua y sal para curar las ampollas de nuestros pies. No tengo registros de ello, pero fueron brutales, una sola ampolla era del porte de la mitad de la planta del pie y cada pie tenía entre 3 y 4 ampollas, algunas reventadas. Es que jamás pensamos que caminar por las piedras de la vía iban a destruir tanto nuestros zapatos, igualmente no llevávamos un calzado de trekking. Mi prima tenía unas convers y yo unas snikers.

Para regresar a Cusco tomamos el camino de las Liebres el cual completó nuestro viaje, ya que es hermoso y vale totalmente la pena todo el embrollo de cambiar de vehículo a cada tantos kilómetros.

La segunda vez que visité la montaña lo hice como turista en el camino del Inca y fue una experiencia increíble. Pero más que nada por el grupo que se armó y con los que compratí los cuatro días de caminata.
Si bien es un valor considerable, vale tremendamente la pena si lo que quieres es impregnarte de la historia y conocer personas.

La tercera ves que fui, viajé en tren de ida y de vuelta, con mi madre y su amiga y no tengo mucho más que agregar. El viaje es bonito, por que el tren tiene techo de vidrio y la vista es buena, pero no tiene mucho más que ofrecer (al menos el pasaje económico, ya que hay algunos tickets que incluyen comida y un show de baile).