Nos demoramos 10 días en recorrer de este a oeste por el sur y de oeste a este por el norte, fuimos en temporada de lluvias con una carpa que no aguantó tanta agua, además el presupuesto que teníamos era de 10 dólares por día y se nos acabó antes de tiempo.
Cometimos errores que nos sirvieron para aprender, pero aquí te dejo los consejos que me hubiese gustado haber sabido antes de viajar a Camboya con presupuesto limitado.
(clickea el link de tu interés)
Clima:
Indumentaria Necesaria:
Comida:
Tarjeta Sim
Lugares turísticos y no tan turísticos
Nom Pen: La capital es una belleza. La arquitectura que encontrarás está llena de detalles únicos, es como visitar una galería de arte en cada templo. Además, tiene lugares interesantes y gratuitos para visitar, tales como:
Siem Riep: En ésta ciudad se encuentran los templos de Ankor Wat y las 200 hectáreas de parque. La ciudad es bonita pero para nada económica. Si llegas a ella puedes comprar tu ticket a los templos después de las 17 pm para ir al otro día y de paso entrar gratis a algunos templos, en especial puedes visitar el Ankor Wat gratis después de las 17:30 (te demoras media hora en llegar desde la oficina de tickets al Ankor Wat)
Ten presente que tu entrada es personalizada, por lo que no puedes tranferirla así que compra los días que realmente vas a visitar el templo.
//Para saber más acerca del templo y como recorrerlo en la forma más económica posible clickea el siguiente enlace Angkor Wat //
Sihanoukville: Esta zona fue bautizada así en honor al ex rey Camboyano. Las mejores playas se encuentran en el distrito de Occheutal. Llegar a este lugar es una sorpresa, ya que da la impresión haber llegado a China, la cantidad de casinos y de señales en mandarín están destinadas al público de turistas chinos que sobrepasa la población local. Aún así vale la pena la visita, sobretodo por las playas. El ambiente nocturno se vive en el barrio Serendipity.
Bán Dung: Esta zona es increíble, tiene senderos en la jungla y puedes nadar en un volcán. Además, es lo más cultural que encontrarás en el país, por lejos es el mejor destino no turístico que encontramos y nos hubiese encantado quedarnos más tiempo, pero cuando llegamos estábamos sin presupuesto para hacer todas las actividades que ésta región ofrece.
Experiencia haciendo dedo:
¿Cómo fue la experiencia de mochilear y hacer dedo en Camboya?
Aquí te lo cuento.
Día uno:
Cruzamos por el paso de Krong Bavet que es el más cercano a Ho Chi Minh, en la frontera nos dijeron "son 35 dólares por la visa" a lo que respondimos "no, son 30 dólares porque queremos la visa turista" (con todo lo que nos habían dicho estábamos preparados para la guerra) pero para nuestra sorpresa los agentes nos sonrieron y nos timbraron los pasaportes sin más palabra, definitivamente es un presagio de que esta aventura sera maravillosa!!.
Nuestro presupuesto era de 200 dólares, 60 para la visa y 70 para la entrada del Ankor Wat, lo que nos dejaba otros 70 dólares para sobrevivir la semana que pensabamos demorarnos en cruzar el país por el sur y por el norte.
(Ahora que escribo esto me doy cuenta que fuimos super inocentes)
Llegamos a la primera ciudad que muestra el mapa Svay Rieng, nuestra primera misión fue comprar una tarjeta Sim para el internet. En el primer negocio nadie hablaba inglés, pero si vietnamita por lo que en un super tosco acento nos dimos a entender que queríamos la simcard más barata con la cantidad más alta de internet, y nos vendieron una trajeta de 5 gigas por un dólar.
Con internet la comunicación se hizo más fácil, ya que el traductor puede funcionar con voz.
Decidimos caminar hasta el final de la ciudad para hacer dedo, es sorprendente la cantidad de chino mandarín que se lee en las calles, además que los precios de todo está en dólares y nada está a menos de un dólar.
Son las 11 am, y un auto nos lleva un par de kilómetros hacia Nom Pen, estámos en una villa en lo que creemos que será más barato el almuerzo y a nuestro pesar nos cobran dos dólares por plato, los precios nos intimidan un poco y sacando cuentas nuestros 70 dólares nos alcanzarán con suerte para 6 días.
Comimos rápido y a la 1 estábamos nuevamente en la carretera. Un auto nos recogió casi que al minuto y nos dejó en la capital a eso de las tres pm.
La capital es bellísima por lo que caminamos lo más que pudimos, ya de noche, cerca de las ocho nos dirigimos al templo que está cerca del monumento de la independencia, donde encontramos un carro que vende un tremendo plato de arroz con pollo a 3 mil rieles (menos de un dólar)
//claramente en el almuerzo pagamos demás//
Los monjes del templo nos aceptaron por una noche pero cuando estábamos moviendo una mesa para hacer espacio e instalar la carpa se me cayó el vidrio que la cubría y con el ruido ¡¡unas personas llegaron a echarnos!!
Ninguna de ellas hablaba buen inglés por lo que no entendían razones y se negaban a leer el traductor. La situación se estaba saliendo de control cuando afortunadamente algunos monjes llegaron acompañados de otro civil que hablaba perfecto inglés y nos comenzó a interrogar.
Ya eran más de las nueve, estábamos agotadísimos por lo que mi paciencia se empezó a acabar, les expliqué a los presentes que nuestra intención nunca fue molestar, por lo que perfectamente nos pudieron haber dicho que no, en el momento en que les preguntamos si podíamos dormir allí (dos horas antes) ahora estábamos en una ciudad desconocida, sin dinero y sin energía para seguir caminando. Al parecer mis palabras tocaron la fibra de los monjes y nos aceptaron en el templo a pesar de la opinión de las otras personas.
De paso nos regalaron comida, agua, nos facilitaron colchonetas, almohadas y pantuflas!!
//en este viaje por Asia me he dado cuenta que en cada monasterio los monjes (hombres) son amorosos, sociables y les encanta conocer extranjeros, pero por otro lado estan los civiles o las monjas a los cuales les molesta que lleguen extranjeros al templo. Me encantaría estar equivocada, así que si estas leyendo cuéntame si tienes experiencias diferentes en algún monasterio femenino//
Día dos:
Nos levantamos super temprano. A las 6 ya estábamos tomando un desayuno riquísimo de comida local - Ah Mouk-que nos costó 3 mil rieles en un carrito de la calle. Recorrimos la ciudad, algunos barrios importantes y en general todo lo que te mencioné más arriba.
Para salir a la carretera tomamos un microbus que nos costó 1.500 rieles por persona, el cual nos dejo antes del puerto por lo que caminamos bastante.
La caminata por el barrio Musulmán estuvo entretenida e interesante, fueron 8 kilómetros para encontrar un spot decente y lo más sorprendente es que al llegar no alcanzamos ni a sacarnos la mochila cuando nos paró un taxi.
Cuando el chofer se bajó, con el traductor le explicamos que no teníamos dinero y sin respondernos nada comenzó a arreglar su carga, sacando 4 cajas del maletero y una caja del asiento de atrás que contenía un ¡gallo! metió nuestras mochilas en el maletero y todas las demás cajas (incluido el gallo) las amarró por sobre la puerta del maletero.
Se demoró 20 minutos en la hazaña y nos subimos al taxi que nos avanzó 100 kilómetros en dirección a Battambang.
Cuando nos bajamos del auto, nos compró agua y comida en un puesto de la carretera.
A los 30 minutos encontramos una caminoeta que nos dejó en la ciudad de Battambang, donde teníamos Couchsurfing y donde descansamos y recorrimos 3 días.
En esta ciudad cada comida nos costó 2 dólares por persona... comimos dos veces al día, pero contundente.
//Esta ciudad tiene hermosas montañas (no son altas, pero en comparación al resto de Camboya son montañas) esta zona es ideal para hacer senderismo//
Día 6:
Dejamos Battambang en la mañana en dirección a Siem Riep. La suerte seguía de nuestro lado, ya que el primer auto que nos paró nos dejo en la ciudad y le regaló a Andrei ¡¡80 mil rieles!!
Llegamos a las 12 del medio día. Pagamos un hostel por dos noches, el cual nos costó 10 dólares. Además, arrendamos dos bicicletas para ir al templo por 10 dólares. Y cada comida nos costó 3 dólares.
Compramos la entrada de un día por 37 dólares cada una y al dejar la ciudad nos quedaban 10 dólares para cruzar todo el país y regresar a Vietnam.
//Puedes leer la aventura de Ankor Wat aquí//
Día 7:
Salir de la ciudad de Siem Reap fue un tremendo reto que agotó todas nuestras energías y buen humor.
La ciudad es un rectángulo.
Fué construida en torno a la carretera por lo que caminamos cerca de 15 kilómetros para llegar al final. Con el presupuesto que teníamos decidimos comer un snack con café por dos dólares para los dos y en Damdek tomar desayuno, ya que Siem Riap es la ciudad más cara de todo el país.
Ningún vehículo nos llevaba y por la ruta que habíamos decidido hacer no eran muchos los que circulaban. Un jeep sin espacio para llevarnos se detuvo y nos regaló 20 dólares para que tomaramos un bus.
//No puedo expresar con palabras lo que sentí en ese momento, pero de verdad que casi lloro//
Tomamos una micro, a la villa donde teníamos pensado tomar desayuno, dos pasajes nos costaron 7 dólares, por lo que decidimos que sería el primer y último vehículo de pago que usaríamos.
Comimos un desayuno almuerzo por 6 mil rieles (dos platos) y continuamos nuestro camino en dirección a Phumi Moreal, donde hay otras ruinas estilo Ankor Wat.
//Puedo decir que hasta aquí llegó nuestra suerte, después del almuerzo todo se volvió gris//
Eran las dos de la tarde y comenzó a llover torrencialmente, por lo que buscamos refugio en un cafe. La lluvia fuerte duró cerca de una hora, por lo que cuando amainó un poco casi que corriendo nos fuimos a plantar a la carretera.
Ningún auto, sólo motos.
Volvió a llover fuerte, por lo que de nuevo a esperar debajo de un techo.
Cerca de las cuatro de la tarde una camioneta con pasajeros en el pick up nos recogió.
La lluvia nunca paró, por lo que quedamos completamente mojados y ver el mapa en el teléfono era riesgoso porque el agua se metía en todas partes.
Sin ánimos de nada, nos entregamos a la suerte del destino y decidimos viajar con la familia hasta el final de su camino, siguiendo siempre la dirección este.
Cuando la lluvia paró hicimos una parada en la ciudad donde están las ruinas y a pesar de que era nuestro objetivo, la fatiga y el hambre nos ganó.
Por otro lado, nos pusimos a conversar con la familia y estuvimos media hora hablando de Camboya, su historia, las rutinas de vida, uno de los hermanos nos invito cerveza y el otro nos compró comida. Desde ese momento el cielo se despejó por completo y el viento tibio secó nuestra ropa, por lo que el resto del viaje fue super agradable y encantador.
La familia nos dejó en la ciudad de Phum Pal Hal, llegamos de noche, por lo que buscamos en seguida un templo y a las ocho de la tarde ya estábamos en los brazos de morfeo, hasta el otro día.
Día ocho:
Es la primera vez que no despertamos en la madrugada con la campana para la meditación. Estábamos tan cansados que pasamos de largo hasta las 8:30.
A éstas alturas no nos importaba nada, ya estábamos atrasados en nuestro itinerario y se nos había acabado todo nuestro dinero - pero aún nos quedaba parte de las donaciones de los autos - tomamos desayuno con calma y a eso de las 11 llegamos a la carretera.
Ningún vehículo.
La gente nos observa de lejos, con extrañeza.
Algunos niños se sacan fotos con nosotros y se ríen con vergüenza.
Cerca de las dos de la tarde una camioneta nos paró, era un militar viajando con su hijo, él hablaba un excelente inglés así que el viaje se hizo muy interesante, conocimos sobre la flora y fauna de la zona, las comidas que debemos probar, el ritmo de la gente, ocupación y los peligros de andar por cuenta propia entre medio de los campos.
Este señor nos llegó del cielo, porque una de las cosas que pensábamos hacer era acampar el resto de los días en medio del bosque, pero él nos contó que desde la guerra de Indochina todavía hay bombas enterradas las cuales han dado muerte a varios agricultores a lo largo de los años y el gobierno aún no ha podido limpiar toda la zona.
Creo que nuestra suerte va mejorando, y claramente todo pasa por algo... si no nos hubiésemos atrasado en nuestro viaje en estos momentos estaríamos acampando en medio de las dos reservas naturales vírgenes que queríamos recorrer.
Nos bajamos en una pequeña aldea, cuyo nombre no anoté y desde allí una segunda camioneta nos avanzó 14 kilómetros, dejándonos en un villorrio con un par de casas, convertidas en almacenes, taller mecánico y lavandería.
Le pedimos el patio a los del taller mecánico justo antes de que empezara a llover.
Llovió por horas, pero igual dejamos nuestra putrefacta ropa en la lavandería (estaba hedionda porque con la lluvia de ayer se mojó y con la humedad y el calor un ecosistema comenzó a nacer) compramos la cena más cara de todo el viaje ¡¡6 dólares por dos platos!!
La lavandería costó 1 dólar por kilo pero perdimos una toalla, ropa interior y calcetines.
//Nosotros viajamos super liviano por lo que pagamos menos de un kilo 80 centavos//
En fin, dormimos en medio de la lluvia un par de horas, hasta que a eso de las 11 de la noche se nos anegó la carpa.
No sabíamos si reír o llorar, sentados entremedio del agua, con el cuerpo adolorido del cansancio esperamos que se hiciera de día.
Día nueve:
Sigue lloviendo, nuestra aventura se transformó en una pesadilla.
Tenemos hambre, la comida de ayer fue asquerosa y cara. Nos quedan 10 dólares y estamos a más de 100 kilómetros de la frontera.
Ayer avanzamos 87 kilómetros por lo que no nos podemos arriesgar a gastar de nuevo seis dólares en un desayuno.
La afluencia de vehículos es tan baja que da miedo salir de la carpa, ya que aunque este todo mojado no importa es seguro aquí, al menos no hay bombas enterradas y no caeran rayos sobre nosotros.
Escribir se me hace difícil porque las páginas estan húmedas por lo que engañaré la tripa durmiendo un poco.
Lo único bueno es que llueve con calor, así que el agua que hay aquí dentro no enfría el cuerpo.
Finalmente, decidimos levantar campamento al medio día, seguía lloviendo pero sin tanta intensidad.
Caminamos durante una hora, no pasaban autos pero caminando el hambre se sentía menos. El objetivo era llegar a Ban Dung y comer allí.
Cuando decidimos descansar un poco un camión se asomó en el horizante y Andrei decidió hacerle dedo igual, aunque venía lleno, para nuestra sorpresa el camión paró y nos ofreció viajar en el espacio que se hace entre la cabina y la carrocería.
Fue una locura de viaje que nos alegró el cuerpo y alma, justo tenía un cordel de ropa así que secamos todo, los sacos de dormir, los zapatos, las colchonetas ¡todo!
Cuando llegamos a Ban Dung nuestro ánimo estaba nuevamente arriba, así que con paciencia encontramos el mejor spot para comer.
Comimos por dos dólares. Así que arriesgando a nuestra suerte nos quedamos una noche en la ciudad con el objeto de recorrer más de ella al otro día, por lo mismo nos fuimos al monasterio más cercano y pedimos alojamiento allí.
Día 10:
Una señora nos despertó a gritos a las 5 am.
"No se por qué las mujeres en los monasterios son tan pesadas, da la impresión que les da celos que los monjes sean amables con otras personas que no sean ellas.
En fin, nos quedan 7 dólares y necesitamos comer en el mismo lugar de ayer por los precios y no lo van a abrir hasta las 10, tengo tanta rabia, esta señora nos pudrió el día y ahora mientras escribo esta gritando algo que al parecer es que nos larguemos..."
Camboya es una sorpresa.
Los prejuicios que uno tiene se destruyen al conocer gente educada y solidaria.
Además, uno creería que es un país barato, pero en relación a Vietnam no es amigable para el presupuesto mochilero.
Sin duda alguna hay dos sociedades diferentes entre el norte y el sur y a pesar del desgaste físico, me quedo con la belleza paisagística y la gente del norte.
Creo que hace tiempo no me gustaba tanto una capital y Nom Pen es asombrosa.
Este viaje estuvo completo, superando expectativas y sorprendiendo cada día.